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Cuando los mitos se asoman al mar 24. La catedral de Amalfi II.


 

En el interior oficiaban una boda, que daba más colorido a los mármoles de colores y el interior barroco. El techo, con frescos de escenas de la vida de San Andrés y dorados. En el altar mayor, nuevamente, el santo patrón. Un breve paseo nos puso en contacto con las riquezas de sus naves.

Más interesante, quizá por la peculiaridad de sus arcos apuntados y entrelazados de estilo morisco, era el Claustro del Paraíso, antiguo cementerio de nobles. Sencillo y acogedor, aún mantenía los hermosos frescos del siglo XIV, atribuidos a Roberto D’Oderisio, divulgador del estilo de Giotto y su escuela. Como buen claustro, destilaba paz. Hubiéramos podido pasar horas caminando por sus galerías con la compañía de las palmeras del jardín. No olvidar contemplar las capillitas y los sarcófagos.



Desde aquí pasamos a la antigua basílica y el museo instalado en la misma. Frescos, esculturas, relicarios, objetos de culto estaban bien organizados para deleite del visitante. Al edificio del siglo VI le suprimieron las naves laterales y exhibía una cautivadora amplitud. Estuvo dedicado a la virgen de la Asunción y, posteriormente, a los santos Cosme y Damián.

La cripta era simplemente espectacular. Allí guardaban las reliquias de San Andrés, evangelizador de Grecia y Rusia y crucificado en Patrasso o Patras, en Grecia. De allí las trajo el cardenal Pietro Capuano durante la IV Cruzada, la que acabó con el saqueo de Constantinopla. Curiosamente, el actual aspecto de la cripta, de estilo manierista, se debía al rey español Felipe III.



Uno de los lunetos representaba la llegada de las reliquias a Amalfi. Las pinturas del techo eran escenas de la vida de Cristo. Sinceramente, un poco recargado.

Cuentan (y lo ratifica el folleto informativo) que en la víspera de la festividad del Santo, “se recoge el “Maná”, un líquido denso que rezuma del sepulcro del apóstol. Debajo del altar se encuentra la ampolla de cristal que obra este fenómeno, algo que se repite en otras formas y santos en otros lugares de Campania y del sur de Italia.



Preside una escultura del santo con su cruz en aspa a la espalda, lo que le hace fácilmente identificable.

Salimos a la plaza al mismo tiempo que los invitados de la boda.

Aun hubo un rato para un paseo por las callejuelas.

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