Imágenes y palabras de Etiopía 168. Entre alimentos y artesanías.

 

Penetramos en una de estas chozas. En el centro, estaban los restos del fuego que alumbraba la estancia y aportaba calor. La parte derecha estaba separada por unos tabiques de hojas secas de falso banano. Era la zona destinada a los animales, cinco vacas, que regalaban su calor para combatir el frío externo. Manifestaron un ligero interés por nosotros, aunque al poco tiempo volvieron a sus quehaceres, comer y rumiar. Nos comentaba Mamush que cuando discuten el hombre y la mujer de la casa ésta lleva las de perder porque acabará durmiendo con los animales. Pero lo habitual es que duerman juntos en el habitáculo que queda en la parte izquierda. Los hijos dormirán en la entrada. Alrededor de la zona central se disponían los útiles de cocina y multitud de calabazas.

Este pueblo ha sabido compatibilizar la modernización con el mantenimiento de sus costumbres. Las mujeres habían conservado sus vestidos tradicionales, sus falditas de rayas, sus blusas. Habían desarrollado una pequeña industria textil que fabricaba telas de algodón, denominadas shammas, y otras más gruesas, como mantas, que denominaban gabres. Habitualmente, las mujeres hilaban y los hombres tejían. En una de las calles, una mujer hilaba con suma habilidad. Cuando una de nuestras compañeras se decidió a realizar esta actividad comprobamos lo experta que era la mujer Dorze.

Más adelante, nos mostraron el proceso de preparación de sus alimentos. En primer lugar, rascaban el tronco de un falso plátano con un tallo seco de bambú. Esa fibra la trataban hasta formar una especie de tortas que dejaban fermentar durante tres meses. Posteriormente, se tostaba y daba lugar a su alimento. Como en otras etnias, también producían un poderoso aguardiente que limpiaba de microbios el cuerpo de quien lo ingería y que probamos minutos más tarde. El sorgo era el otro alimento principal.

En ese mismo lugar ofrecían artesanías algo toscas pero atractivas: una figura humana que cargaba con una especie de mochila que se podía convertir en porta velas, una cafetera de barro con sus platillos, calabazas, instrumentos de cuerda, collares y otros adornos.