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Imágenes y palabras de Etiopía 147. Tarde en el museo.


 

Jinka era una más de las market towns, uno de los pueblos o ciudades en el extremo del país que ofrecía el último punto de abastecimiento o la base de operaciones para quienes estaban interesados en visitar los parques nacionales del Omo y del Mago, y las tribus de la zona. Esa área era un crisol de etnias ancladas en el tiempo, con tradiciones y costumbres que despertaban el interés. Su pervivencia estaba en peligro.



La capital de la zona Debub Omo estaba a 1.490 metros sobre el nivel del mar. Contaba con una población de unos 22.500 habitantes. Los sábados, el día de su mercado, afluían gentes de distintas etnias que ofrecían sus productos y compraban lo que necesitaban (o practicaban el trueque). Era el momento cumbre de la semana y se trasformaba en un lugar animado y colorista. Nosotros llegamos un miércoles, por lo que no pudimos disfrutar de ese espectáculo.



Tras una reconfortante siesta, a las cinco, nos dirigimos al Museo y Centro de Investigación de Omo Sur, el etnográfico de la ciudad. Estaba situado en lo alto de una montaña lo que permitía una espectacular vista sobre la misma encuadrada en el entorno de las montañas. Desde las alturas contemplamos el antiguo aeropuerto, donde ahora pastaban las vacas. Otra referencia la marcaba una iglesia ortodoxa. Era un gran paisaje. La vegetación que rodeaba el edificio era exuberante y muy alta, lo que casi impedía la visión de la parte más cercana.



El museo era modesto, aunque estaba bien organizado. En la entrada habían situado una larga canoa como la que habíamos utilizado en la jornada anterior para cruzar el río. Junto a unas pinturas vistosas habían colgado varias úrcumas, esos objetos que eran al mismo tiempo taburetes, almohadas y, quizá, amuletos, porque siempre acompañaban a las personas de las tribus.

Sus reducidas dimensiones no impedían una gran acumulación de fotografías de los ritos, paneles explicativos, adornos, utensilios cotidianos y otros elementos que complementaban la experiencia personal del viajero. Cada uno se distribuyó conforme a su instinto y curiosidad y fue estudiando los paneles y los objetos.


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