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Imágenes y palabras de Etiopía 140. Buska Lodge, nuestro hogar.


 

Buska Lodge no quería ser pretencioso, como dejaba claro en su web corporativa. Era un eco-lodge que buscaba dar servicio a sus clientes en los llanos de Buska Mountains armonizado en el entorno natural y ofreciendo internarse en la cultura Hamer. Era un auténtico vergel con más de 120 especies de plantas, flores, arbustos y árboles. Sabor africano en estado puro.

Sobre una superficie de 30.000 m² habían construido un campamento con cómodas tiendas de campaña (para mí, familiares) y unas cabañas sencillas y acogedoras. El personal, como en otros lugares, era amable y algo más eficiente que en otros establecimientos. El precio por noche de una tienda individual con cama era de 23 dólares. Sin ella,13 dólares. Una cabaña individual costaba 98 y si era doble 129. Entre sus servicios ofrecían organizar un fuego de campaña o una representación con la danza Evangadi de los Hamer, previa petición. También masajes para los clientes. En el restaurante, comida europea y etíope, buffet y barbacoa.

La cena fue una repetición del menú del almuerzo. Lo atractivo de las cenas era la puesta en común, cuando nos sentábamos todos en la larga mesa de nuestro grupo y charlábamos animadamente sobre los diversos aspectos del día. Hubiera preferido el fuego de campaña, como viví en el parque Kruger, en Sudáfrica.

Al terminar, aún permanecimos un buen rato sentados y contemplando como los empleados del campamento retiraban todos los elementos de la escena y preparaban las mesas para los desayunos. Es evidente que estaban deseando que finalizamos para poder descansar. Empezó un goteo de personas que se fueron a dormir y quedamos los incondicionales de la noche.

Recordé un poema, Cerrada, del gran poeta español Vicente Aleixandre:

Campo desnudo. Sola

La noche inerme. El viento

Insinúa latidos

Sordos contra sus lienzos.

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