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Imágenes y palabras de Etiopía 98. Yemerehanna III.

 


Al fondo de la cueva observamos varios sillones de cierto lujo. Lo interesante se producía detrás de ellos, como un osario con más de diez mil cadáveres amontonados. Otra tradición establecía la bondad de cortar un trozo de la vestimenta de uno de estos peregrinos. El trozo de piel de vaca se ponía al cuello de los niños como amuleto contra los malos espíritus. Aquella práctica había generado que los cadáveres se depositaran desnudos y hubieran desaparecido todos los ropajes. De poco les servirían en el otro mundo.



Muchos de los que venían hasta este lugar para sanarse optaban por quedarse a morir en el entorno del lugar, tradición que ya nos habían comentado la tarde anterior. Una amplia población eremita vivía distribuida por el bosque y la montaña.

La iglesia, del siglo XIII, estaba decorada en su interior con formas geométricas y algunas escenas que podrían ser religiosas. Los frescos estaban bastante deteriorados pero se conservaban en arcos y bóvedas. El artesonado del techo, en forma de barca invertida, era de gran calidad y hermosos colores. La escasa luz tampoco ayudaba mucho para distinguirlos, por lo que me decidí a hacer fotos con flash y contemplar el resultado en la cámara.



Al salir, empezó a llover de forma moderada, lo que hizo más resbaladizas las piedras del camino. Este estaba jalonado de pobres y tullidos que competían por una limosna con los niños que ofrecían sus figuritas de barro consistentes en jarras, bueyes y alguna otra cosa que podía ser un recuerdo para el turista. Casi al final, llovió intensamente y tuvimos que correr para guarecernos en el autocar. Al iniciar la marcha, se empañaron los cristales. Aprovechamos para seguir observando el paisaje, aunque con menos celo.



Comimos en un peculiar restaurante con formas futuristas, como de nave espacial, el Ben Abeba. Era horroroso pero tenía unas vistas magníficas. Lo construyó un escocés que había compatibilizado la comida etíope con la occidental con un resultado bastante digno. Aquí descubrimos tres tipos de enjera, el plato tradicional de estas gentes. Sobre una superficie de pan fermentado etíope, cuya superficie era como la de los callos, pusieron carne de cabra, destinada a nuestro guía, verduras, para Luis, y carnes varias para Edu. Yo me decanté por una ensalada con atún y el Shepherd’s Pie, una pequeña marmita con zanahoria, patata y carne picada de cabra. Delicioso.

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