Designed by VeeThemes.com | Rediseñando x Gestquest

Imágenes y palabras de Etiopía 120. El Parque Nacional Nechisar.


 

El traslado permitía introducirse por el Parque Nacional de Nechisar, de unos 514 km² de extensión y una gran variedad de hábitats, como la sabana, los bosques de acacias, el matorral y los bosques tupidos. La sabana blanca transmitía la esencia del paisaje africano. Nos cruzamos con un gran rebaño de vacas, atravesamos un profundo barranco, contemplamos a los buitres y los cuervos sobrevolar en busca de alimento y admiramos las colmenas alargadas que daban mayor vistosidad a las copas de las acacias. En los campos recolectaban el maíz.



Había que llevar cuidado ya que el lugar aparentemente idílico era una gran reserva de animales salvajes, especialmente de cebras y antílopes y de los antílopes de Swayne. Monos y babuinos se movían por todas partes con sus rostros entre divertidos y amenazantes. También observamos alguna águila pescadora. La relación de animales que incluía la guía era suculenta:

Entre los mamíferos que lo habitan destacan el alcéfalo de Swayne (en peligro de extinción y protegido por ley), cebras de Burchell, gacelas de Grant, grandes y pequeños kudus, dik-diks de Gunter, reptiles, leones, leopardos, guepardos, linces caracal, chacales, hienas, monos, cocodrilos e hipopótamos. Los colaos terrícolas abisinios, el pájaro secretario, los pelícanos blancos, ibis sagrados, garzas, cormoranes, martines pescadores y aves martillo son algunas de las especies que han convertido este parque en su hábitat.



En el embarcadero, una señal era muy clara: cuidado con los cocodrilos y los hipopótamos. Realmente era una señal de prohibido con un cartel debajo que ponía danger y peligro en lengua local. Los turistas pueden ser excesivamente atrevidos o negligentes por intentar obtener esa foto maravillosa o la visión que enmudecerá a los amigos al describirla al regreso. Luego llegan los ataques por animales salvajes y ciertas noticias que dan mala prensa al país. Días antes del viaje, en otra zona, un elefante había matado a un turista en un arrebato de cólera. Desde luego, el turista no estaba refugiado en su vehículo. Nos obligaron a ponernos chalecos, que poco servirían si cayéramos al agua y nos atacara un cocodrilo o un hipopótamo.

 

0 comments:

Publicar un comentario