Bordeamos por el foso exterior
para llegar a Biet Abba Libanos, la casa del Abad Libanos. San Líbano
era un santo muy popular en el país. Fue ordenado monje en Egipto por San
Pacomius, quien le envió a Etiopía en el siglo IV. Se cree que tradujo el
Evangelio de San Mateo al ge’ez y que
realizó varios milagros. Vivió como ermitaño en la región de Tigray.
La peculiaridad de esta iglesia
era que no estaba totalmente exenta. La leyenda contaba que fue construida en
una sola noche por la esposa de Lalibela, Meskel Keha. La fachada era sencilla
y unas escaleras conducían al interior.
En el exterior había algunos
grupos de peregrinos. El interior el que había congregado a un buen número de
ellos para una ceremonia acompañada por el sonido de los tambores. Mamush nos
condujo hasta donde estaba el grupo principal de sacerdotes. La luz exterior
iluminaba las túnicas blancas de aquellos hombres santos o sabios. Nos sentamos
cerca de ellos y no protestaron al comprobar que tomábamos fotos y vídeos.
Lejos de ello, invitaron a varios a que se unieron al grupo, aunque no supieran
los cantos o las plegarias. A alguno le entregaron un bastón y se mimetizó
tanto con el ambiente que lo alzaba con el mismo fervor de los locales. Únicamente
faltó que tocaran alguno de los tambores.
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