Los terremotos, las invasiones y
los bombardeos de los británicos en la Segunda Guerra Mundial habían causado
importantes daños en los edificios. Algunos carecían de techo, habían perdido
los pisos intermedios o algunos elementos constructivos. En general, se
mantenían externamente bastante bien. Algunas restauraciones, nos comentaron,
no habían sido muy afortunadas y la falta de fondos impedía una mejor
conservación. Sin embargo, se notaba el orgullo entre aquellos muros, el de los
que dieron orden de construirlos y el de quienes eran responsables ante los
visitantes. Pocos países de África pueden vanagloriarse de ese patrimonio. Las
intervenciones de la Unesco de la década de 1970 habían eliminado el cemento y
el hormigón utilizado entre 1930 y 1936. El uso de las técnicas y materiales
originales se había impuesto.
Curiosamente, los edificios
estaban comunicados entre sí por túneles.
El tercer edificio que salió a
nuestro paso fue el Archivo Real, un hermoso cubo en donde establecieron los
italianos su cuartel general y que fue bombardeado por los británicos. Desde
allí se podía seguir hacia la iglesia de Gimjabet Maryam, el tesoro de Santa
María, y la tumba del cónsul inglés Walter Plowden, pero seguimos hacia la Casa
del León y el grupo más al norte. Mamush nos comentó que esas construcciones se
vinculaban con las excentricidades, más que aficiones, de los reyes que las
promovieron: a uno, le gustaban con pasión las mujeres, a otro el teatro, que
dio lugar al auditorio de música de Dawitt II, hijo de Iyasu I, que murió
envenenado; a Bakaffa, hermano y sucesor de Dawitt II, le gustaba comer en
exceso, lo que dio origen al comedor de gala; junto a él, los establos. A la
emperatriz Mentewat se la acusó de casquivana, cuando realmente fue feminista.
La esposa de Bakaffa y madre de Iyasu II edificó lo que en la actualidad era la
biblioteca pública. Al lado, unos baños turcos. En la parte trasera, unas
jaulas albergaron a las fieras de los monarcas. Las mujeres se metieron en
ellas para simular sus rugidos y hacernos pasar un rato divertido.
Tomamos el vehículo y nos
trasladamos a los baños de Fasílides.
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