Lo que contemplábamos era una
pequeña parte de la zona sureste del lago, que tenía forma de corazón.
Alcanzaba 85 kilómetros de largo y 65 de ancho y una profundidad de unos 14
metros. Era el lago más grande de Etiopía. Y, además, era un importante punto
cultural y religioso.
Nos llamaron la atención los tankwas, embarcaciones tradicionales de
la zona, canoas de junco o papiro alargadas y estrechas de una vida bastante
efímera, entre tres semanas y un mes. Estas embarcaciones de pesca y de
transporte convivían con las modernas y mucho menos románticas barcas a motor.
Era increíble cómo algunas de ellas podían mantenerse a flote.
Aparecieron las primeras islas con sus monasterios ocultos por los árboles. Unas treinta islas acogían treinta y ocho monasterios.
En 1270, Yekuno Amlak restauró
la dinastía salomónida tras el paréntesis de la dinastía Zagwe (o Zagüe), la
dominante en Lalibela, una de nuestras próximas etapas. Se les consideraba
usurpadores. Los reyes de Axum y de la dinastía salomónida “eran presumiblemente
de raza semita -escribe Juan González Núñez- descendientes de los colonos del
sur de Arabia que cruzaron el mar Rojo y se mezclaron con los habitantes del
lugar.” Sin embargo, al desplazarse el centro de poder “hacia el sur, a la
región de Lasta -continúa González Núñez- habitada por los agau, una tribu
hamita originaria de Etiopía y sin mezcla de raza semita”, se producía en
cierta forma una usurpación del poder al corromperse la cadena dinástica de los
descendientes del rey Salomón y cambiar la etnia dominante. Por ello, el primer
rey de la restauración “se autoproclamó no sólo heredero de los viejos
emperadores de Axum, sino también descendiente directo de Menelik I, hijo de
Salomón de Jerusalén y de la reina de Saba”.
El hijo de Yekuno, Ambe Zion I
(o Amba Seyon I), el pilar de Sión, que ascendió al trono como Gebre Mesqel, el
esclavo de la cruz, expandió los territorios de Etiopía durante su reinado,
entre 1314 y 1344. También fue el impulsor del Kebre Negest o Gloria de los
Reyes, que establecía ese origen vinculado al rey Salomón. Otro de los
textos que promovió durante su reinado fue el Fetha Neguest o Ley de los
Reyes, que proclamaba los principios de fidelidad a la dinastía hereditaria
y a la fe ortodoxa. Estaba claro que había que legitimar el poder tras el
período de la dinastía Zagwe y para ello qué mejor ayuda que la del clero
ortodoxo. Había que combatir, además, a los estados musulmanes limítrofes. Su
labor fue un éxito y se convirtió en un gran rey, en una referencia en la
historia de Etiopía.
Fue en aquella época del siglo
XIV cuando tomó un gran impulso la fundación de monasterios en los alrededores
del lago y en sus islas. En los siglos XV y XVI los emperadores eligieron
Bahardar y el lago Tana para establecer su corte, aunque siguió con su carácter
nómada o itinerante. En el entorno del lago fundaron varias de las capitales
donde se estableció la corte imperial. De muchas de ellas no ha quedado nada.
0 comments:
Publicar un comentario