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Imágenes y palabras de Etiopía 16. La noche en Adis.


 

El viajero se pregunta cuál es el ambiente de la noche de la ciudad que visita. La respuesta la encuentra en el barrio de Bole, cerca de los hoteles en que se ha alojado.

Fue en el entorno de los hoteles Caravan y Sunland donde se acumulaba la vida nocturna de Adís Abeba. La primera noche estaba tan cansado que ni siquiera bajé a cenar a la cafetería del hotel. Algunos compañeros se decidieron y encontraron una buena oferta de restaurantes en los alrededores, alguna pizzería agradable y un restaurante francés, La Mandoline, con buena cocina a un precio similar al de nuestro país. En Etiopía los lujos occidentales se pagaban caros.

Namibia Street era uno de sus ejes. Al regreso de nuestro periplo por el norte, una parte del grupo buscamos un restaurante. En una de las bocacalles nos sorprendió un italiano muy bien montado, pero todo estaba reservado. En otras bocacalles surgieron otras opciones, algunas donde acudía sólo gente local. Todos estaban bien. Al final, en la propia avenida principal nos sentamos en un agradable restaurante abierto a la calle con una pequeña plaza interior que compartía con una galería y una joyería. La mesa más cercana estaba ocupada por un grupo etíope de mediana edad que se quedó asombrado por nuestra animada charla y por nuestras voces algo elevadas a las que no estaban acostumbrados.



No teníamos demasiado apetito por lo que pedimos unas pizzas, muy bien preparadas, y una botella de vino etíope que era parecido a un vino joven, un beaujolais, agradable, aunque no demasiado convincente. Había que llevar cuidado con el picante porque el aperitivo que nos ofrecieron llevaba un jalapeño extraordinariamente picante. No llevé demasiado cuidado, lo probé y la lengua y los labios se me quedaron adormecidos.

El ambiente nocturno del sábado se prolongaba hasta muy tarde. Parece que también el viernes, ya que hubo más de un compañero que comentó el sábado por la mañana que la música se prolongaba hasta altas horas. Curiosamente, lo comprobamos cuando nos recogieron a las 5.30 para llevarnos al aeropuerto y atravesamos la zona de discotecas, bares de copas y locales de diversión.

En la puerta de los locales había muchas mujeres jóvenes de “aspecto guerrero”, lo que nos hizo pensar que hubiera prostitución. País pobre y mujeres jóvenes y guapas es el caldo de cultivo para ello.

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