El siglo XIV trajo a Pavía
grandes construcciones, como el puente cubierto y el castillo. Los Visconti se
preocuparon de esta ciudad bien situada y rodeada de campo fértil. El poderío
económico de sus gentes se tradujo en la construcción de altas y esbeltas
torres, al estilo de las de Bolonia o San Gimignano. De las más de ciento
cincuenta que llegó a atesorar la ciudad sólo quedaba una decena. Hacia ellas
nos acercamos callejeando por las estrechas calles a la derecha de la Strada Nuova.
En ese entramado se alzaba San Michelle Maggiore, la iglesia que albergó la
coronación de Federico I Barbarroja y otras importantes ceremonias.
La fachada seguía los rasgos del
románico lombardo. Llamaban la atención los arcos de la parte superior, a dos
aguas, las ventanas centrales y las listas horizontales con relieves
medievales. Los tres pórticos estaban bien decorados con imágenes en los arcos.
La cripta, el coro y el
transepto eran del siglo XI. La nave central de finales del siglo XV. El
interior estaba recubierto de hermosos frescos, como la parte superior del
ábside. Los capiteles románicos eran atrayentes.
Se acercaba la hora de la
comida.
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