En la sala de Música se celebró
la conferencia de Stresa de abril de 1935 en que Mussolini se reunió con el
francés Laval y con el británico Ramsey MacDonald para intentar evitar la
Segunda Guerra Mundial. Otro ilustre visitante fue Napoleón, quien dio nombre a
otra sala y permaneció en el palacio con su esposa Josefina. También pasaron
por el lugar literatos como Flaubert o Dickens.
En otra sala reinaba un trono
dorado bajo un dosel que era propio de un rey. Quizá la familia Borromeo
acumuló más poder y más fortuna que muchos reyes de la época. Los dormitorios
de gala hubieran permitido recibir en audiencia a cualquiera que se acercara a
ver a la familia. Eran de un barroco exagerado. En el comedor, una vajilla de
cristal azul quedaba protegida de las manos largas o de las negligencias de los
visitantes.
A los cuatro nos encantó la sala
Nueva, redonda, alta, espaciosa y en tonos claros que, además, nos devolvió las
vistas sobre el lago. Quizá se utilizara como sala de baile o para recepciones
importantes. Los amplios ventanales sobre la isla de los Pescadores atraían a
todos los visitantes.
La planta baja simulaba una
gruta y estaba recubierta de pequeñas piedras y conchas blancas y negras, muy
de la época en que se realizó. Producía un efecto curioso. Allí se acumulaban
las colecciones de los Borromeo, algunas bastante interesantes. La última sala
antes de salir al jardín estaba cubierta en uno de sus lados por unos
imponentes tapices.
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