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Un paseo por Sofía y Plovdiv 118. La Galería Nacional Plaza 500 III. Arte del mundo.

 


La relación de Bulgaria con Extremo Oriente era nula, según mis antecedentes. Sin embargo, en las salas siguientes se desplegaba una maravillosa colección de arte asiático. La colección de arte birmano fue donada por Osman Aldi, Ismen Shaban y Stefan Stefanov. La de textiles y objetos de Indonesia por el Embajador de este país en Fofía H. E. Sri Astari Rasjid.



La colección de escultura de la India me pareció sencillamente espectacular, con una buena representación de los principales dioses hinduistas. Exhibían también buenas miniaturas mogolas con escenas de las epopeyas indias, como el Mahabarata, el Ramayana o el Baghavad Gita. Más allá, una buena colección de estampas tradicionales japonesas (las ukiyo-e) en la que no podía faltar la Gran ola de Hokusai. En la misma planta, habían desplegado obra religiosa portuguesa de Goa, que veía por primera vez. En el único lugar donde podía encontrarse algo similar era en Lisboa.



En el sótano se desplegaba una impresionante exhibición de esculturas de África: Congo, Costa de Marfil, Mali o Nigeria. También de América latina, especialmente de México. Sin embargo, seguía dominando el arte asiático de Indonesia, Tíbet, Nepal, Vietnam, Tailandia o Myanmar. Tener al alcance de la vista una colección tan amplia y de tanta calidad era un lujo por lo que la recorrí con calma estudiando las piezas y recordando algunos de mis viajes por esos países.



Me quedaba aún un rato más. Subí una planta y seguí contemplando obras búlgaras que se alternaban con autores europeos, principalmente franceses y de Europa Oriental. Había obras de Picasso, Dalí, Miró y Goya. No había paneles explicativos.



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