La visita hubiera sido un tanto
protocolaria de no ser por varias colecciones de arte asiático y africano. La
primera fue la del artista ruso Nicholas Konstantinovich Roerich (1874-1947). Dominó
diversas disciplinas. Fue también escritor, científico y viajero incansable, lo
que le llevó a diversos lugares del mundo y a acumular una considerable colección
de obras maestras de diversos países.
En 1923 se desplazó con su
familia a la India. Buscaba respuestas al problema de la migración antigua y
una fuente común de las culturas eslávica e india. Su viaje también le condujo a
China, Rusia, Mongolia, el Tíbet y la zona inexplorada de los Transhimalayas. A
su regreso, en julio de 1928, fundó el Urusvati Himalayan Research Institute. Durante
la década de 1930 desarrolló un proyecto que pretendía alcanzar un pacto que
implicara la protección de las propiedades culturales en época de guerra o de
conflictos civiles. Indudablemente, atisbaba lo que pocos años después ocurrió:
La Segunda Guerra Mundial, el saqueo de los nazis y la destrucción de obras de
arte.
En 1954 aquella idea se
materializó en el llamado Pacto de Roerich o Convención para la protección de
la propiedad cultural en caso de conflicto armado.
Las obras de Roerich fueron
donadas por su hijo. Se exponían junto a obras que representaban paisajes de
los himalayas.
0 comments:
Publicar un comentario