Un paseo por Sofía y Plovdiv 115. Al este de la avenida Maria Luisa. Y el Botánico.

 

En esa elección matutina entre la izquierda y la derecha, opté por esta última, en dirección hacia el puente de los Leones. El tráfico era denso, propio de un día laborable, y el mercado ya estaba animado con gentes de aspecto absolutamente sospechoso. Bajé por la avenida de María Luisa. Pronto me desvié a la izquierda para explorar una zona que no me había atraído en absoluto en los días anteriores. Sin embargo, la alternancia de hotelitos hermosos, patios descuidados, casas horrorosas y algunas tiendas agradables condujo mis pasos hacia ese lugar. Caminaba relajado, con la conciencia de haber conseguido mis objetivos y optar por matrícula de honor. Me fijé en el arte urbano y los graffitis, algunos bastante buenos.

A la espalda de los antiguos baños públicos apareció un tramo de la antigua muralla. El mejor mirador sobre esos restos arqueológicos era la terraza de un restaurante. Quizá bajo el mismo se encontraba algún otro elemento del pasado de esta ciudad. Un poco más allá, bajo el Boutique Hotel Arena di Serdika habían indultado los restos del anfiteatro que pude contemplar desde unas cristaleras. Me hubiera encantado entrar y recorrer esos restos bien conservados pero el hotel había cerrado por la crisis sanitaria. Enfrente se encontraba el Instituto Goethe.

Salvé un desnivel por unas escaleras hasta una calle animada que me condujo hasta la Catedral de Alexander Nevsky.

La Galería Nacional P 500 estaba cerrada. Abría a las diez, por lo que me acerqué al coqueto Jardín Botánico de la Universidad. Me colé por todos sus rincones. Aportaba frescura de ambiente y de ánimo. Como no era algo que visitara habitualmente (ya sabe el lector que mis conocimientos botánicos son reducidos) la inversión de 5 leva me causó honda satisfacción. Por cierto, el folleto que me entregaron estaba todo en cirílico por lo que no pude enterarme de gran cosa. Estaba claro que no iba a incrementar mis conocimientos. Pero el lenguaje de la viveza de colores de las rosas y otras flores podía ser fácilmente interpretado por el más ignorante en plantas.