Designed by VeeThemes.com | Rediseñando x Gestquest

Un paseo por Sofía y Plovdiv 102. El ascenso al monte Vitosha.


 

Al saltar la zona más poblada se evidenciaba el bosque denso, impenetrable, de árboles altos y delgados, en cuesta pronunciada cubierta de hojas secas. No soy un gran experto en botánica, aunque puedo afirmar que era un bosque de hayas con escasas coníferas. Las zonas altas eran el dominio de los pinos. La frondosidad causaba, a tramos largos, la ocultación del paisaje. Lo único que contemplabas eran troncos, ramas y hojas. Si dejabas la mente a su aire la sensación era ligeramente mareante y profundamente relajante.

Fue un acierto elegir aquel día para esta ruta. La mañana era mucho más clara, de cielo limpio y sin las nubes negras del día anterior. La claridad hería los ojos. Por otra parte, me temo que no hubiera podido concatenar el paso desde Boyana en el autobús 64 para enlazar con el 66. Las frecuencias eran bastante largas, de una hora o quizá más. Fui controlando los tiempos para hacerme una idea de la duración del ascenso y poder organizar la jornada sin ningún susto.



Pardillo de mí, iba con mi planito en la mano creyendo que el trayecto era corto y que los zig zag representados en esa hojita ya marchita por el uso me darían pautas claras para moverme por allí. Había preguntado al conductor si iba bien orientado y me contestó con un escueto “da”, sí, que me dio confianza. Porque mi intención era subir hasta el final, a la cumbre de la montaña, para después bajar caminando al monasterio, seguir hasta un mirador y luego regresar en el autobús. Claro, había trazado un plan sin tener ni idea de lo que me encontraría por lo que tuve que acoplar mis intenciones a lo que era la realidad.

Esa simpleza de pensamiento me llevó a disfrutar, a relajarme, a devorar aquel paisaje bendecido por los dioses, sencillo, con sus elementos básicos de verdor, cuestas, cielo y montaña. Para qué más, me dije. Las puestas en escena sencillas y efectivas son las más impactantes. Me recuerdan a las excursiones del colegio, a las que luego hice con amigos con pocos medios por nuestra juventud, a las que nos hacían soñar con hazañas épicas.

0 comments:

Publicar un comentario