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Milán, Pavia y los lagos 2. Una primera opción.


 

La primera opción para el que ha decidido extender su conocimiento de Milán está a pocos pasos del Duomo. La referencia es sencilla. Saliendo por la esquina noroeste y subiendo por la via (calle, en italiano) Mercanti, pasada la estatua de Cordusio y su plaza, de imponentes edificios (cuidado con los tranvías), la calle Dante conduce hacia el castillo de los Sforza. Su torre de ladrillo rojo se destaca al final. Pero vayamos con calma ya que la calle peatonal ofrece muchos motivos para caminar despacio y observar con atención a derecha e izquierda.



A la izquierda, el edificio de aspecto medieval con arcadas abiertas es el palazzo della Ragione, el palacio de la Razón, donde se impartía justicia y que actualmente sirve de archivo y lugar de exposiciones. Puedes sentarte en la parte abierta, como de lonja medieval, o puedes pasar al otro lado y disfrutar  de la plaza Mercanti. Toma una copa, cena o aprovecha para contemplar los hermosos edificios. Milán acoge muchas plazas con encanto donde sentarse a reponer fuerzas o a disfrutar de su entorno. En los cafés puedes comer bien por un precio razonable. La cerveza es cara, pero el calor hay que combatirlo o simplemente te acompaña mientras oteas el paisaje urbano.

Ver pasar a la gente es siempre un buen divertimento. En la calle Dante se puede practicar en cualquiera de sus terrazas elegantes o paseando para dejar pasar el tiempo. Nosotros aprovechamos para sentarnos frente al Piccolo Teatro. Animación sin jaleo, dolce far niente en estado puro con un buen plato de pasta o una deliciosa pizza.

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