Designed by VeeThemes.com | Rediseñando x Gestquest

Un paseo por Sofía y Plovdiv 84. Vasil Levski y Bulgaria tras la liberación.


 

Vasil Levski (que realmente se llamaba Vasil Ivanov Kunchev, que recibió el apodo de Levski, que significa “como un león), el gran héroe nacional, miraba más allá de la liberación y propugnaba una república en que imperara la igualdad étnica y religiosa. El pueblo búlgaro luchaba contra el gobierno del sultán de Estambul, no contra el pueblo turco. La independencia era la llave para un mundo más justo y de progreso. Esas ideas nos las ofrece, nuevamente, Iván Vasov en su libro:

-Vosotros me decís que es necesario que se emprenda la lucha -continuó Kandov- porque esa lucha tiene como fin la libertad. ¿Libertad? ¿Qué es eso de la libertad? Tener de nuevo un príncipe, lo que quiere decir un pequeño sultán, funcionarios que nos roban, mujeres y popes que engordan a nuestras espaldas y un ejército que se bebe todos los jugos vitales del pueblo. ¿Es eso nuestra libertad? Por ella no sacrifico ni una gota de sangre de mi meñique.

-Pero, oiga, señor Kandov -contestaba Nedkovich-. Sus principios los respeto yo también, pero no tienen nada que hacer aquí, lo que necesitamos ante todo es la libertad política, esto es, que seamos nosotros mismos dueños de nuestra tierra y de nuestro destino.

Kandov hizo un ademán negativo con la cabeza.

-Pero usted hace poco me ha hablado de manera distinta. Queréis nombrar nuevos dueños para reemplazar a los antiguos. No os gusta el Cheij Ul-Islam y elegís a otro que tiene el nombre de Exarca. Sustituís a los tiranos por déspotas. Imponéis al pueblo sus jefes y aniquiláis toda idea de igualdad, consagráis el derecho de la explotación del débil por el más fuerte, del trabajo por el capital. Dad a vuestra lucha un fin más moderno, más humano; convertirla no solo en una lucha contra la dominación turca, sino en el triunfo de los principios actuales, lo que quiere decir la destrucción de ese orden estúpido, mantenido por prejuicios seculares como es el trono, la religión, el derecho, la propiedad y la fuerza que el salvajismo humano ha elevado a categoría de principios intangibles. Leed a Herzen, a Bakunin, a Lassalle… Dejad este patriotismo y levantar la bandera de la humanidad consciente actual, y de la ciencia… Entonces estaría con vosotros.

Ognianov, el héroe de la novela, es consciente de la dificultad de explicar esas ideas al pueblo llano y da preferencia absoluta a la liberación:

-Las ideas que ha expuesto -reaccionó vivamente Ognianov- prueban solamente su abundante lectura, pero demuestran de manera muy elocuente su completa ignorancia de las cuestiones búlgaras. Bajo esa bandera se encontraría usted solo; el pueblo no podría comprenderle. Observe usted, señor Kandov, que debemos colocar ante él un fin sensato y posible: la destrucción del yugo turco. Nosotros vemos por ahora solamente un enemigo: los turcos, y nos levantamos contra ellos. En lo que se refiere a sus principios, con los que usted nos ha obsequiado, no son para nuestro estómago. El buen sentido búlgaro los rechaza y ni ahora ni en cualquier otro momento, podrían encontrar terreno propicio en Bulgaria. Sus detonantes principios de “la humanidad consciente, actual y de la ciencia” solamente oscurecen el asunto. La cuestión aquí es conservar nuestro hogar, nuestro honor, nuestra vida, contra cualquier sarnoso guardia turco. Antes de examinar cuestiones generales de Humanidad, o mejor dicho, teorías nebulosas, debemos liberarnos de las cadenas. Aquellos cuyas teorías usted lee, ni piensan ni saben nada sobre nosotros y nuestros sufrimientos. Nosotros no podemos sino apoyarnos en el pueblo y en ese pueblo incluimos a los chorbayís, y al clero: son fuerzas y nosotros las utilizaremos. Aniquila al guardia turco, así el pueblo realizará su ideal. Si usted tiene algún otro ideal, no será el del pueblo búlgaro…

Levski fue capturado en 1873 y ejecutado convirtiéndose en mártir por la patria y símbolo incuestionable de la lucha contra los turcos.


0 comments:

Publicar un comentario