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Un paseo por Sofía y Plovdiv 22. La catedral de Alexander Nevski.

 


Las pruebas de amistad a Rusia por su activa y esencial colaboración para la liberación del imperio Otomano se acumulaban en la ciudad, como ya había apreciado en la iglesia Rusa. La amplia avenida por la que caminaba hacia mi última visita de la tarde, el bulevar Tzar Osvoboditel (Zar libertador), se refería a Alejandro II de Rusia, cuyo monumento ecuestre estaba cerca. Algo más alejado estaba el monumento al ejército soviético, ya de una época posterior. Sin duda, la más ferviente manifestación era la catedral de Alexander Nevski, que homenajeaba a los soldados de varias naciones que lucharon por la independencia. En ese ejército de liberación lucharon rusos, ucranianos, moldavos, fineses, rumanos y de otros lugares de la Europa del Este.



Alexander Nevski no era un santo local, pero simbolizaba la resistencia rusa contra suecos y teutones en el siglo XIII. Por asimilación, era el personaje perfecto, gran militar y santo de la iglesia ortodoxa, para homenajear a los aliados rusos y a los ejércitos locales. Su sobrenombre procedía de su victoria sobre los suecos en 1240 en la batalla del río Nevá, a pesar de la desproporción del número de soldados, muy inferiores en número los rusos. El director de cine Serguei Eisenstein le inmortalizó en la película del mismo nombre. La escena principal de la misma es la victoria en la batalla del Lago Peipus o “batalla de los Hielos” sobre la Orden Teutónica, de inmenso poder en el Este de Europa.



La plaza era de una efervescencia turística importante. Quienes tuvieran poco tiempo para visitar la capital no podían perderse este templo cuya apariencia exterior me recordó a la iglesia de Santa Sofía en Estambul o a las grandes mezquitas otomanas, con una cúpula central, dorada, y una cascada de medias cúpulas y arcos que generaban una especie de montaña. La estructura se repetiría en muchas otras construcciones que visité en el viaje. El espíritu nacionalista quería reivindicarse con esta grandiosa construcción de tres naves cuyo interior estaba cubierto de frescos, como era habitual.

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