Con una puntualidad envidiable
nos pusimos en movimiento poco después de las nueve, la hora programada. El
autocar iba lleno, unas cincuenta o sesenta personas. Los que habíamos
contratado tour guiado teníamos derecho a sentarnos delante. Los que
contrataban tour con audioguía, en el centro. La parte trasera era para los que
solo habían contratado el transporte. Un poco clasista, pero así es la vida.
Me gusta llevar los ojos bien
abiertos en los desplazamientos para hacerme una idea más cabal del país que visito.
Sales del centro de la ciudad y se ofrece al viajero la cara más auténtica o la
más cotidiana, los lugares en que la gente corriente vive o trabaja, los
centros de negocios o los polígonos industriales, el campo, el mundo rural, la
agricultura y la ganadería. Te da la pauta de la riqueza y el desarrollo, de
las carencias, de la dureza del medio rural que se despuebla mandando a sus
efectivos más jóvenes a la ciudad.
La cara acomodada era el barrio
residencial de Boyana, donde se ubicaba la iglesia que fuimos a visitar en
primer lugar. En el arranque de la montaña de Vitosha, este antiguo pueblecito
se había poblado de villas y hotelitos de porte burgués o aristocrático
arropados por el bosque. En verano, ese verdor era una bendición para combatir
el calor. Habían construido también algunos edificios de apartamentos con un
toque vanguardista. Por supuesto, era caro y elitista. Si hubiera vivido una
época en Sofía me hubiera gustado vivir en este barrio.
El contrapunto estaba unos
kilómetros más allá, hacia el sur. Era una sucesión de bloques de hormigón
impersonales y horrorosos del periodo comunista, sin alma, sin estética,
desangelados. En este barrio dormitorio, que apunté en mi libreta como “Love”, y
que no he podido confirmar su denominación correcta, vivían unas doscientas
cincuenta mil personas. Era realmente una ciudad, bien dotada de servicios, en
que el alquiler era bastante bajo (unos 200 euros al mes). Me recordó la
expresión de mi cuñado de “Tetuán de las victorias”, por el barrio madrileño
que en el pasado fue bastante alienante.
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