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Un paseo por Sofía y Plovdiv 4. El mercado de las mujeres. Blagodariá

 


Por la calle de San Cirilo y San Metodio, los santos hermanos a los que me encontraría constantemente en el viaje, caminé hasta el Bazar de las Mujeres (Zhenski Pazar) que ocupaba la calle Stefan Stombolov, nombre de un ilustre poeta y político que fue apodado el “Bismarck búlgaro”. Ya habrá tiempo para hablar de este importante personaje.

Zhenski Pazar era el mercado más antiguo y prominente de la ciudad. A aquella hora, poco antes de las diez de la mañana, estaba tranquilo. Los vendedores habían desplegado sus mercancías. Eran escasos los compradores. Dominaban el lugar las frutas y las verduras. Era de un tipismo ordenado.



Me gusta pasear por los lugares cotidianos, sentirme uno más de los habitantes de una ciudad, aunque no haga la compra allí y no salude a unos y a otros que comparten hábitos en la ciudad. Con mi mochila y mi prominente cámara era un elemento exótico. Quizá por ello se acercó a mí un paisano y me preguntó la hora. Se la dije y quiso saber mi procedencia. Cuando le dije que era español se le iluminó el rostro. Porque Karamfil, según escribió en mi libreta, y cuyo nombre significaba Encarnación, había trabajado en Villarrobledo, Albacete, hace 10 años. Dejó las bolsas con las que iba cargado y se dispuso a un breve diálogo, en la medida de nuestras posibilidades. No pude concretar qué le había conducido a nuestro país y por qué regresó al suyo.

Le pregunté cómo se decía gracias en búlgaro. Siempre es útil saber alguna palabra en el idioma local. Abre puertas, une, acerca a quienes ya no se considerarán extraños. Le pedí que la escribiera en mi libreta y algo le costó al hacerlo en términos latinos y no en cirílico: blagodariá.

Me encantó ese breve contacto con otro búlgaro que había conocido mi país. Espero que allí conociera un poco de felicidad.

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