Designed by VeeThemes.com | Rediseñando x Gestquest

En Gambia no pasa nada 107. la purificación del mar.


 

Un aire suave de amante tímido acaricia mi piel que se va secando con parsimonia.

Si algún día me pierdo, que me busquen junto al mar. El Mediterráneo es mi mar más cercano y conocido. Sin embargo, he mantenido idilios con otros mares y océanos y no recuerdo ahora ninguno que rechazara. Observo la marea ascendente que, sin prisa, avanza líneas hasta hacer desaparecer la exigua orilla que está limitada por una poderosa línea de rocas. Las mareas altas destruirían lo más inmediato, las instalaciones del hotel, sin esa barrera antiestética. La erosión del mar se comería el negocio.

Mar, Alicia, Isa y Miriam se animan a un baño y las acompaño. Necesito refrescar mi mente y sacarla del sopor en que se ha sumergido al ahogar las preocupaciones. Hay que meterse bastante para que el agua llegue al pecho. Verifico de forma sencilla que no hay resaca. El reflujo es suave. Poco después me entretengo con las olas, planeando sobre ellas. Son más vigorosas de lo que parecía al principio. Rompen a varios metros, por lo que me adentro algo más y busco el punto de encuentro. Tengo suerte y… ¡zas!, me arrastra hasta la orilla. Es una de mis aficiones favoritas. Repito varias veces, se incorporan al baño Francesc, Ángel y Tomás. Disfrutamos con la algarabía de sus bromas.

El mar nos ha acogido, nos ha purificado, nos ha vapuleado con la ternura cariñosa de una madre y nos ha devuelto la estabilidad necesaria. Nada grave, ya que lo único que acumulamos es cansancio y algo de sueño que puede erradicarse en cualquier momento.

0 comments:

Publicar un comentario