A las cuatro y media nos
reunimos bajo el árbol comunal para iniciar la visita del sueño de Kalilu que
se ha convertido en realidad. Una parte de la financiación procede de varios
municipios de Cataluña, Andorra y España, como informan las placas adosadas a
cada concreto proyecto. Son pequeños avances para nosotros. Sin embargo, para
ellos, son vitales, son grandes saltos de calidad de vida de los que no gozan
otros pueblos o aldeas. Los ayuntamientos de Sant Pere de Ribes, Blanes y Lloret
de Mar han financiado el depósito de agua que se alimenta de un pozo. Tiene
filtraciones por varios lugares. El río aún contiene agua salada, lo que impide
su uso para consumo humano o para la agricultura.
Unas placas solares generan
electricidad durante el día. Por la noche se utiliza un generador que llena la
oscuridad de un ruido monótono.
El sol dora las hojas de las
plataneras. Sus frutos aún están por madurar. Es una imagen hermosa, idílica.
El sol se ha apiadado ligeramente de nosotros. El calor y la humedad son
tremendos.
Otra de las más interesantes iniciativas
es la instalación de colmenas que producen una deliciosa miel.
Damos un paseo por el bosque y
nos hacemos una idea de cómo sería este terreno y la aldea de no haber sido por
la iniciativa de Kalilu. Admiramos los baobabs de la propiedad, el matorral, la
gran variedad de árboles y otras especies naturales. Antes de llegar al río
alcanzamos un espacio abierto donde el suelo está seco, agrietado y blanco por
la sal. Asoman las aves y rápidamente excitan la curiosidad de nuestros
expertos. El barro se pega a nuestro
calzado.
Alcanzamos un precioso recodo
del río. Éste está bajo. Hasta aquí llegan aún las mareas qué tanta influencia
tienen en todo el territorio de Gambia.
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