Siento cierta confusión entre lo
que he leído y lo que nos explican al pie del árbol de la libertad. Los paneles
se refieren esencialmente a la época posterior a 1823, cuando Gran Bretaña
había abolido la esclavitud. Sin embargo, continuaba practicándose en otros
territorios de la zona. Según esos paneles, la compra de la isla en 1823 y el
tratado firmado por el mayor Grant tenía por objeto impedir la trata humana. La
isla sería un refugio para los esclavos que llegaban al fuerte británico. Al
tocar el árbol ganaban el derecho a ser registrados como hombres libres. El
árbol que contemplábamos era de 2002 fruto de un esqueje del anterior.
Sin embargo, la historia que nos
cuentan está cargada de crueldad por parte de los soldados ingleses.
A pocos metros estaban las
instalaciones que fueron utilizadas como mercado, para los más sumisos, y
almacén de los esclavos para los más violentos. Cuando uno de los edificios ardió
fueron hacinados en el otro. Allí permanecían catorce días antes de ser
transportados río abajo para emprender su viaje sin retorno. La mayoría habían
sido capturados por tribus más poderosas que los vendían a los traficantes
europeos. Sufrirían un viaje en que predominaba la rapidez y el abaratamiento
de costes, el hacinamiento, las condiciones infrahumanas. Una parte de ellos no
llegaría con vida a su destino.
Esas instalaciones eran
tremendas. Por unos agujeros penetraba algo de aire y era por donde les
arrojaban la comida. En el suelo había un único hueco por el que hacían sus
necesidades. Cuando subía el río se inundaba la celda provocando peleas y
enfermedades.
Los que lograban salir de esa
cárcel (no se sabe muy bien cómo) corrían frenéticamente para alcanzar el
árbol. Los soldados se apostaban en la calle y se dedicaban a probar su
puntería con los desafortunados valientes. Los perros les habían advertido del
movimiento. El árbol estaba rodeado de cadenas en las que tropezaban. No se
sabe cuántos lograron salvarse.
En silencio solemne hemos
escuchado las explicaciones. Mar se acerca al árbol y lo toca para captar su
energía. Nos muestran las cadenas utilizadas con niños, mujeres y hombres. Los
unían por parejas, los pies sujetos para que no pudieran caminar. La crueldad
era infinita.
Nos fotografiamos ante el árbol
en recuerdo de las víctimas.
0 comments:
Publicar un comentario