Designed by VeeThemes.com | Rediseñando x Gestquest

En Gambia no pasa nada 50. Nosotros somos el espectáculo.


 

Un grupo de niños nos observa con curiosidad, como pensando “vaya pandilla de gamberros”. Para nuestra sorpresa, sacan los móviles y nos fotografían o hacen vídeos. Está claro que el espectáculo somos nosotros. Todos, ellos también, quieren dejar constancia de esta fiesta, se acercan a nosotros y se hacen selfies. Seguro que al día siguiente se van a reír de lo lindo.



Una señora que baila portentosamente con su hijo a la espalda deshace el hatillo y lo deposita en mis manos. El crío podríamos decir que se lo ha bailado todo pegado a su madre. No ha soltado un solo berrido. Ésta me presenta a la que entiendo que es su hija mayor, Faya. Es alta, de rostro angélico, tímida, de formas rotundas. Su madre y su tía (o su abuela) nos animan a bailar juntos. Ella lo hace entre cortada y divertida. La vuelven a poner a mi lado una y otra vez. Han debido detectar que estoy soltero. Vamos, que soy un buen partido para la muchacha. Lo tomo como un cumplido. Charito sale al quite. Intercambian teléfonos.



Esto se ha convertido en un simpático desmadre que nos ha animado a todos a compartir y a quitarnos muchos malos rollos de encima. Desde la pandemia echo de menos bailar y más aún hacerlo de esta forma tan enloquecida.



Todos nos quedamos algo tristes cuando termina la festiva ceremonia y nos marchamos a casa. Nosotros, al lodge.

0 comments:

Publicar un comentario