La parada técnica (cambio de
aguas) la realizamos en Soma, un cruce de caminos y un pueblo bastante animado
y dinámico, sin duda, la población principal de la zona. Estamos muy cerca de
la frontera con Senegal.
Los únicos servicios públicos
están en la estación de autobuses. Miriam paga a quien controla la barrera para
dejarnos pasar. La estación no dispone de una terminal o de una sala de espera.
Es una explanada de tierra donde flota el polvo rojizo. Dormitan unos autobuses
de la napoleónica y un camión largo, inmenso, que es milagroso que siga en uso.
Debe ser del siglo pasado.
Los servicios son a la turca, lo
habitual. El mío no está demasiado sucio. No respondo del resto. No es lo más
romántico que hemos visitado hasta ahora en el viaje.
Entramos en una tiendecita para
comprar galletas o aperitivos que no encontraremos en las aldeas que
visitaremos. Está bien provista de refrescos, latas, cereales, mayonesa, zumos
y otros productos. Me llama la atención unas galletas ilustradas por la figura
de Cristiano Ronaldo con la camiseta del Madrid. No están caducadas, a pesar de
que el futbolista abandonó este equipo hace varias temporadas, en 2018.
Simplemente, no han actualizado la foto del envoltorio con la nueva camiseta de
su equipo saudí. Eso importa muy poco en estas tierras.
La calle principal es un
hervidero. La actividad comercial es intensa. Vamos recorriendo los puestos. De
uno sale un fuerte aroma a guiso de cabra o pollo cocinado con cebolla y otros
ingredientes y especias que forman un conglomerado marrón. Me lo dan a probar y
lo rechazo, no sea que mi estómago no lo resista. Le pregunto al amable
cocinero por unas monedas y resulta que son del África Occidental Francesa. No
me decido a comprarlas. Me arrepiento.
Hago unas fotos a unas ovejas
que campan a sus anchas por la carretera y un paisano me increpa. Claramente,
quiere que le dé dinero, como si tuviera que indemnizarle por una afrenta o
pagar derechos de imagen. Por supuesto, las ovejas no son suyas. Le ignoro, le
dejo despotricando en su lengua local y continúo. Esta gente lo intenta, por si
te arrugas y pagas. Se buscan la vida. En ningún momento se pone violento.
Soma es vibrante: es luz,
colores, ruido, vida.
Regresamos a la furgoneta.
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