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En Gambia no pasa nada 44. Parada en Soma.


 

La parada técnica (cambio de aguas) la realizamos en Soma, un cruce de caminos y un pueblo bastante animado y dinámico, sin duda, la población principal de la zona. Estamos muy cerca de la frontera con Senegal.

Los únicos servicios públicos están en la estación de autobuses. Miriam paga a quien controla la barrera para dejarnos pasar. La estación no dispone de una terminal o de una sala de espera. Es una explanada de tierra donde flota el polvo rojizo. Dormitan unos autobuses de la napoleónica y un camión largo, inmenso, que es milagroso que siga en uso. Debe ser del siglo pasado.



Los servicios son a la turca, lo habitual. El mío no está demasiado sucio. No respondo del resto. No es lo más romántico que hemos visitado hasta ahora en el viaje.

Entramos en una tiendecita para comprar galletas o aperitivos que no encontraremos en las aldeas que visitaremos. Está bien provista de refrescos, latas, cereales, mayonesa, zumos y otros productos. Me llama la atención unas galletas ilustradas por la figura de Cristiano Ronaldo con la camiseta del Madrid. No están caducadas, a pesar de que el futbolista abandonó este equipo hace varias temporadas, en 2018. Simplemente, no han actualizado la foto del envoltorio con la nueva camiseta de su equipo saudí. Eso importa muy poco en estas tierras.



La calle principal es un hervidero. La actividad comercial es intensa. Vamos recorriendo los puestos. De uno sale un fuerte aroma a guiso de cabra o pollo cocinado con cebolla y otros ingredientes y especias que forman un conglomerado marrón. Me lo dan a probar y lo rechazo, no sea que mi estómago no lo resista. Le pregunto al amable cocinero por unas monedas y resulta que son del África Occidental Francesa. No me decido a comprarlas. Me arrepiento.



Hago unas fotos a unas ovejas que campan a sus anchas por la carretera y un paisano me increpa. Claramente, quiere que le dé dinero, como si tuviera que indemnizarle por una afrenta o pagar derechos de imagen. Por supuesto, las ovejas no son suyas. Le ignoro, le dejo despotricando en su lengua local y continúo. Esta gente lo intenta, por si te arrugas y pagas. Se buscan la vida. En ningún momento se pone violento.

Soma es vibrante: es luz, colores, ruido, vida.

Regresamos a la furgoneta.

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