Rodeamos la charca por el bosque
tropical caminando por un sendero que nos hace gozar de su verdor. Lo más
curioso es una enorme ceiba que se prolonga hacia el cielo, acanalada, tanto
que entran un par de personas en su interior. La ceiba es un árbol sagrado para
estas gentes. Nos acompaña el canto de los pájaros, el movimiento de los monos
y algún otro animal.
Unas cabañas circulares acogen
un pequeño y bien montado museo etnográfico. En varias fotos muestran eventos
históricos recientes. Hay fotos de los dirigentes, visitas de mandatarios
extranjeros, los perfiles de las mujeres de Gambia. Seguimos hasta una sección
de instrumentos musicales: percusión, cuerda. Y una parte dedicada a
tradiciones. Nos gustan los vestidos de los brujos.
Fuera nos esperan los chavales.
Compro dos manojos de lápices para los niños. Valen 50 dalasis, menos de un
euro. Me acerco a una de las puertas y entrego uno a la mujer que me parece más
madura. Me lo agradece con un sencillo thank you. Entrego otro a una
señora que regenta un diminuto puesto. Gira la cabeza y lo guarda. No sé cuál
será su destino.
0 comments:
Publicar un comentario