Para relajarse, nada mejor que
un tratamiento en el balneario de Cofrentes: Los Hervideros.
Tomo la carretera de vuelta a
Alcalá de Júcar y a los pocos kilómetros de curvas en ascenso me desvío a la
derecha. El lugar se organiza en bungalows bien montados. A esa hora hay
movimiento de gente en albornoz o sentada en los porches. El bosque lo abriga
todo y las montañas suaves crean un cerco lejano que otorga sensación de
libertad. Los edificios principales, de inmaculado blanco, brillan con fuerza
deslumbrante. El sol encandila.
El ritmo es pausado. Aquí se
viene a solazarse, a descansar, a reparar averías del cuerpo. La edad media de
los clientes es mayor que la mía. Los jubilados mantienen los establecimientos
a los que no pueden acudir los currantes por falta de tiempo. ¡Qué haríamos sin
la tercera edad que quiere gozar de la vida! Son una poderosa inyección de
ingresos en temporada baja. Buen planteamiento.
0 comments:
Publicar un comentario