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Entre mineros y moriscos. El valle del Almanzora 14. La mancomunidad del Almanzora.


 

El valle del Almanzora estaba formado por veintidós pueblos de escasa población -muchos de ellos con menos de 500 habitantes-. La solución para ellos fue la creación de una mancomunidad que los agrupaba y ordenaba sus servicios.

Cuando les planteé que quizá deberían formar un solo municipio, desaprobaron mi opinión. Si se hiciera, muchos de estos pueblos desaparecerían. Habría uno preponderante que acapararía todo y dejaría morir al resto. Algo muy español: barrer para casa. El español es tanto más nacionalista o localista cuanto más pequeño es el ámbito. La lucha entre pueblos es más encarnizada que entre provincias o entre comunidades. Si el alcalde fuera de un determinado pueblo engrandecería al mismo y dejaría a su suerte al resto.



Algunos alcaldes habían consagrado sus fuerzas a sus localidades. Creo que ninguno cobraba por el cargo, lo que hacía más altruista y entrañable su actuación desinteresada y a favor de la comunidad. Otros, habían dejado pasar el tiempo y no habían movido un dedo, para desesperación de los vecinos. Aquí la iniciativa del ayuntamiento era esencial para algunos servicios, más aún para implantar las reformas y muy importante para iniciativas de ocio. Destacaban que algunos alcaldes y concejales no vivían ni trabajaban en el pueblo donde ejercían, con lo que malamente podrían conocer sus problemas. Otros, al sufrir los mismos baches en la carretera, por poner un ejemplo, tomaban las riendas y se implicaban mucho más.

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