La iglesia era agradable. El
interior guardaba varias tallas interesantes. Lo más reseñable era que los pilares,
el fondo del ábside y los marcos y repisas eran de mármol local.
La réplica de la Fuente de los Leones
de la Alhambra estaba detrás, en la plaza del ayuntamiento y junto a éste. Estaba
reluciente. La original también salió de estas canteras y de estos artesanos,
como el mármol de la mezquita de Córdoba o el de El Escorial. Hicieron otra
réplica para la reproducción de la Alhambra que se encontraba en Arabia Saudí.
Desde allí me acerqué al río,
completamente seco. Tanto, que su cauce se utilizaba como aparcamiento para los
que acudían al mercadillo semanal de los viernes. Estaba animado y los
productos locales mostraban un aspecto magnífico.
Junto al río, exponían varias
esculturas de artistas locales que habían tallado el mármol blanco con
maestría. De Macael habían salido excelentes escultores que quizá les había
faltado algo más de marketing para ocupar el lugar que les correspondía.
Al lado del ayuntamiento,
imponente, habían instalado un belén enorme con múltiples escenas. Lo contemplé
con interés y encontré en un lado la reproducción de escenas relacionadas con
el mármol según se explotaba hace décadas. La explotación actual estaba mucho
más mecanizada.
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