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Albania, el país de las águilas 95. Al atardecer por las calles de Ohrid II: Santa Sofía


 

La más importante de aquellas numerosas iglesias era Santa Sofía. Nos recibía con su nártex de galería cubierta. Dentro, nos esperaban sus frescos que, aunque muy deteriorados, seguían impresionando al viajero.

Lo que visitábamos era el resultado de varias reconstrucciones. La iglesia había seguido las vicisitudes históricas de la ciudad, sus invasiones, sus cambios de dueño. En este solar hubo una catedral metropolitana destruida por los eslavos en el siglo VI. Tras la conversión al cristianismo durante el Primer Imperio Búlgaro se edificó una iglesia que fue reconstruida a finales del siglo X. En ella tuvo su sede el arzobispado de Ohrid hasta el siglo XVIII. Los turcos la convirtieron en mezquita, según pude apreciar en una foto de 1913.

Normandos, bizantinos, el Despotado de Epiro, serbios y albaneses habían pasado por la ciudad y dejado su huella en el templo y en la ciudad, de importante valor estratégico, económico y cultural. Lugar de paso, no se privó de ninguna invasión.

Los frescos eran de los siglos XI a XIII y habían sido repintados varias veces. El iconostasio era sencillo y por encima del mismo aparecía la Virgen entronizada. Los personajes de los frescos se situaban sobre un desleído azul que dominaba la cabecera, la bóveda, los muros, los arcos. Eran de hermosa espiritualidad. La segunda mitad del templo estaba despojada de los mismos, salvo la escena de la dormición de la Virgen a los pies de la nave. En época otomana fueron cubiertos de cal, como era costumbre. Y quizá con ello se prolongó su subsistencia.

Me gustó el triple ábside. Al otro lado del nártex se abría una triple arcada con una plaza.

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