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Albania, el país de las águilas 80. Un ascenso y una triste noticia.


 

Después de una breve parada en Përmet para comprar agua e ir a los servicios, salimos de la población y a las afueras nos dejó el autocar para tomar una senda que trepaba por la montaña hasta la iglesia de Santa María de Leuse. En la guía no había referencia alguna. El camino estaba en obras y las recientes lluvias lo habían embarrado, aunque no estaba impracticable. Por el centro bajaba un sufrido regato.

No habíamos caminado más que unos pocos cientos de metros cuando Begoña recibió una inesperada llamada. La informaban de que habían ingresado a su hermano en la UVI. Necesitaba regresar urgentemente a España. Dorian tomó los mandos, llamó a la agencia y ésta gestionó con una eficacia inigualable un billete de avión para esa misma tarde-noche. Julián, el conductor, la acercaría para que un transporte la condujera a Tirana. Su amiga Pilar se quedó compungida y descolocada. Me propuse arroparla para que no se sintiera sola. El resto del grupo pensaría lo mismo.



Esas gestiones se ventilaron rápido. Aproveché para empaparme del paisaje del valle: el campo, la línea horizontal de la carretera, las casas bajas sin ningún interés, la montaña al otro lado, los bosquecillos compactos, alguna construcción que resaltaba con su fachada blanca. El cielo ceniciento, como si quisiera solidarizarse con la Semana Santa.

La cuesta parecía una penitencia, insignificante para un gran pecador como soy, aunque católico de buena voluntad. Era un simbólico vía crucis sin estaciones. Instintivamente empecé a rezar un padrenuestro que me ayudó a concentrarme y a pedir por la pronta sanación del hermano de Begoña. Todo puntúa en esta vida. Acoplé la respiración diafragmática, reajusté el ritmo de mis piernas y noté cómo el esfuerzo se traducía en un brote de sudor. El paisaje compensaba todo.



Con nosotros subía el párroco, que quedó un poco rezagado, algo más cuando se quedó pegando la pava con los obreros. La que era incombustible era una señora mayor con la bolsa de la compra. Coronó sin alterarse lo más mínimo. Lo que hace la costumbre y el entrenamiento cotidiano.

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