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Albania, el país de las águilas 54. Algunos datos económicos.


 

Mientras bajábamos hacia la línea de costa, Dorian nos entretuvo con algunos datos curiosos, como la aspiración de todo albanés de tener un coche. El transporte público era bastante deficiente. El tren, casi inexistente. Lo habían dejado morir. Cuando atisbabas unos rieles estaban tremendamente oxidados. Muchos coches eran de segunda mano, viejos hasta los confines de lo imaginable, con el cuentakilómetros manipulado, una práctica tan habitual que incluso había chistes sobre ello.  Albania era el desguace de Occidente. Muchos de esos vehículos procedían de Alemania. Esa era la razón de que hubiera tantos Mercedes.

La gasolina era cara, a un precio similar al de España. En algunos casos, incluso, superior. Era curioso, porque producían petróleo, como habíamos comprobado en Berat. En el país había unos 640 pozos. Sin embargo, en la actualidad, tan solo funcionaban unos 100. Hace un año cerraron sus refinerías, que habían convertido en chatarra. Siete mil trabajadores fueron a la calle. La operación fue claramente especulativa. Producían poco gas.

El 12 por ciento de la población ganaba menos de 300 euros al mes, que estaría por debajo del nivel de pobreza. El salario medio era de unos 570 euros al mes. Se calculaba que había un 11 por ciento de desempleo. La inflación la situaba en el 5,3 por ciento. Nos recordó que el 11 por ciento de la población (de algo menos de tres millones de habitantes) se consideraba rica o millonaria, un porcentaje muy superior al de muchos países desarrollados. Regresó a nuestra mente el posible origen turbio de esos patrimonios.

En caso de desempleo, los trabajadores tenían derecho a una ayuda de unos 80 euros al mes. Estaban obligados a aceptar una de las tres ofertas de trabajo que les trasladaran, aunque no estuvieran relacionadas con su perfil de habilidades profesionales. Si las rechazaban perdían la ayuda.

A los 70 años accedían a una prestación por jubilación de 80 euros al mes. Podían acceder a la jubilación desde los 64 años, las mujeres, y desde los 67, los hombres. Debían cotizar un mínimo de 32 años. La pensión nominal era de 135 euros. Según las profesiones la pensión podía incrementarse.

Montse le preguntó sobre la sanidad. Entre 2008 y 2012 la sanidad pública albanesa pactó con la sanidad privada, en concreto, con diversos hospitales privados. Esa sanidad era inasumible para la mayoría de la gente. Quien no había cotizado tenía derecho a una sanidad básica con escasas prestaciones, como las urgencias y poco más. Incluía un chequeo periódico gratuito No se incluían las operaciones. Nos habló de un turismo de estomatología y de estética. Su competencia más directa era Turquía. Los precios eran sensiblemente inferiores a los de Europa Occidental.

El país disponía de minas de bituminosas, níquel, aluminio, cobre e incluso oro. Producían 800 kilos al año, aunque nadie sabía a dónde había ido ese metal precioso. La corrupción salía constantemente en la conversación.

El 93 por ciento de la electricidad era hidroeléctrica.

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