Mientras bajábamos hacia la
línea de costa, Dorian nos entretuvo con algunos datos curiosos, como la
aspiración de todo albanés de tener un coche. El transporte público era
bastante deficiente. El tren, casi inexistente. Lo habían dejado morir. Cuando
atisbabas unos rieles estaban tremendamente oxidados. Muchos coches eran de
segunda mano, viejos hasta los confines de lo imaginable, con el
cuentakilómetros manipulado, una práctica tan habitual que incluso había
chistes sobre ello. Albania era el
desguace de Occidente. Muchos de esos vehículos procedían de Alemania. Esa era
la razón de que hubiera tantos Mercedes.
La gasolina era cara, a un
precio similar al de España. En algunos casos, incluso, superior. Era curioso,
porque producían petróleo, como habíamos comprobado en Berat. En el país había
unos 640 pozos. Sin embargo, en la actualidad, tan solo funcionaban unos 100.
Hace un año cerraron sus refinerías, que habían convertido en chatarra. Siete
mil trabajadores fueron a la calle. La operación fue claramente especulativa.
Producían poco gas.
El 12 por ciento de la población
ganaba menos de 300 euros al mes, que estaría por debajo del nivel de pobreza.
El salario medio era de unos 570 euros al mes. Se calculaba que había un 11 por
ciento de desempleo. La inflación la situaba en el 5,3 por ciento. Nos recordó
que el 11 por ciento de la población (de algo menos de tres millones de
habitantes) se consideraba rica o millonaria, un porcentaje muy superior al de
muchos países desarrollados. Regresó a nuestra mente el posible origen turbio
de esos patrimonios.
En caso de desempleo, los
trabajadores tenían derecho a una ayuda de unos 80 euros al mes. Estaban
obligados a aceptar una de las tres ofertas de trabajo que les trasladaran,
aunque no estuvieran relacionadas con su perfil de habilidades profesionales. Si
las rechazaban perdían la ayuda.
A los 70 años accedían a una
prestación por jubilación de 80 euros al mes. Podían acceder a la jubilación
desde los 64 años, las mujeres, y desde los 67, los hombres. Debían cotizar un
mínimo de 32 años. La pensión nominal era de 135 euros. Según las profesiones
la pensión podía incrementarse.
Montse le preguntó sobre la
sanidad. Entre 2008 y 2012 la sanidad pública albanesa pactó con la sanidad
privada, en concreto, con diversos hospitales privados. Esa sanidad era
inasumible para la mayoría de la gente. Quien no había cotizado tenía derecho a
una sanidad básica con escasas prestaciones, como las urgencias y poco más. Incluía
un chequeo periódico gratuito No se incluían las operaciones. Nos habló de un
turismo de estomatología y de estética. Su competencia más directa era Turquía.
Los precios eran sensiblemente inferiores a los de Europa Occidental.
El país disponía de minas de
bituminosas, níquel, aluminio, cobre e incluso oro. Producían 800 kilos al año,
aunque nadie sabía a dónde había ido ese metal precioso. La corrupción salía
constantemente en la conversación.
El 93 por ciento de la
electricidad era hidroeléctrica.
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