Uno de los “legados” de Enver
Hohxa fue la red de 170.000 bunkers que se construyeron por todo el país bajo
la paranoia de este personaje que rigió el mismo durante décadas. Los había
pequeños, para almacenar armas o alimentos y contingentes de personas poco numerosos.
Otros eran bastante grandes y con ciertas comodidades. La factura de estas
obras de hormigón fue un pesado lastre para una economía de subsistencia y
aislamiento.
Uno de los bunkers que podríamos
calificar como “resort” era Bunk ‘Art 2, ubicado debajo del Ministerio del Interior.
Varios de estos engendros estaban comunicados por galerías que permitían los
desplazamientos ajenos a las miradas del pueblo.
La entrada, que no existía
originariamente (sólo se podía acceder desde el interior del Ministerio), y que
había sido construida para facilitar la visita, no podía ser más sobrecogedora.
Una placa oxidada rezaba en albanés “en memoria de las víctimas del terror
comunista”. La cúpula estaba cubierta de fotos de algunos de los miles de
represaliados para tomar conciencia de que fueron personas reales, no números
en una estadística impersonal. En ese momento sentías el primer escalofrío. Al
llegar a donde comprabas la entrada (500 leks) era probable que
sintieras el agobio de estas catacumbas, aunque no padecieras claustrofobia.
El túnel y sus estancias se
construyeron entre 1981 y 1986 por la empresa que estaba especializada en
búnkers y que pertenecía a la Administración, Construcción 10. La
estructura superior era una plancha de hormigón armado de 240 centímetros. Su
nombre codificado era “Objekti Shtylla”. Abarcaba 24 habitaciones además de un
apartamento para el ministro y un hall de intercomunicación.
Nunca fue utilizado y ni
siquiera se realizaron los simulacros previos a su inauguración. Ni el Primer Ministro
ni Enver Hohxa llegaron a verlo terminado. Murieron antes.
0 comments:
Publicar un comentario