Atravesé la zona etnográfica y
la de la venerada Madre Teresa de Calcuta y me interné en las fases anterior y
posterior a la independencia. La represión del régimen dictatorial de Enver
Hoxha estaba bien ilustrada y documentada. La ratificaría más adelante con las
visitas a Bunk Art 1 y 2.
La colección de armas abarcaba
las hermosamente decoradas del pasado y las prácticas y letales de épocas
recientes, con un buen muestrario de cañones y ametralladoras.
En la historia del siglo XX
había un hueco para el rey Zog, la ocupación italiana y una referencia a los
albaneses que participaron en la Guerra Civil española al lado de las Brigadas Internacionales.
El conflicto español fue un campo de pruebas para la Segunda Guerra Mundial.
Me quedaba por visitar la zona
de los iconos. Era sencillamente espectacular. Justificaba por si sola la
visita del museo. No había gozado últimamente de oportunidades de contemplar
una colección tan magnífica. Exhibían iconos de varias épocas y de algunos de
los autores más renombrados, como Onouphrios Cypriotas, Onufri, o los hermanos
Zografi. Brillaba un iconostasio casi completo, cruces, una silla obispal,
puertas reales y sagradas. Los rostros de Cristo, la Virgen o los Santos se
clavaba en el visitante. Eran miradas inquietantes, con un punto de santidad y de
intriga. Estaba sólo y para mí fue una experiencia impresionante.
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