En la amplia y atractiva
mitología de los cuentos y leyendas albaneses la Bella de la Tierra representa
a la mujer ideal, tanto por su inteligencia como por su belleza. Asomaba por
las jugosas páginas de las narraciones como un personaje esencial, idealizado,
aunque basado en la realidad colectiva. Evidentemente, su figura evolucionaría
y se transformaría por el cambio de tal ideal. Para el pueblo estaba muy
presente, quizá más en los ámbitos rurales y para las personas mayores, que aún
no habían sido contagiadas por el mundo tecnológico e hiperrealista. Aunque
también para los peques que escuchaban admirados esas historias tradicionales
con los ojos abiertos de par en par. Desde luego, para todos los que creíamos
en hadas y princesas, en la magia, en el amor romántico, aunque fuera otoñal.
La realidad estaba bien, pero podía ser muy aburrida sin el color de lo
fantástico.
Saqué al niño que hay en mí,
envolví mis pensamientos con el abrigo de los cuentos y me lancé a la calle
para dejarme absorber por el ritual del sábado por la noche en el barrio más
marchoso de Tirana: Blloku. Debía elegir a mi Bella de la Tierra.
En mi lado más travieso estaba cruzarme
con la impresionante modelo e influencer albanesa de proyección
internacional, Sinti Myftari. No es que sea superfluo, si bien el que haya
conocido a este pedazo de morena estará conmigo en que haría una perfecta Bella
de la Tierra del siglo XXI. No me dio calabazas: lo más probable es que no
estuviera en esos días en Tirana. La agenda de una top model tiene sus
inconvenientes.
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