En el centro de la plaza del
bazar se alzaba el mercado con una hermosa variedad de productos, como frutas o
verduras. Vendían tabaco en bloques, banderitas de Albania, souvenirs, raki,
el aguardiente local, ropa tradicional no demasiado auténtica, chamarilería a base
de bustos de Lenin y otros héroes comunistas, relojes que jamás volverían a dar
la hora, alfombras, balones de fútbol rojos con el escudo del país y todo lo
que se pueda imaginar.
La plaza estaba rodeada de bares,
restaurantes y populares asadores, pequeñas tiendas y otros establecimientos. En
las calles adyacentes regresabas al pasado con talleres y locales con oficios
en plena recesión en España y que allí aún gozaban de popularidad. Curioso.
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