La catedral o iglesia del rey
lombardo Luitprando es la más alta de las tres que dan a la plaza, la del
balcón ciego. No sé si recibe su nombre del crucifijo de Simone de Crocifissi,
de 1380, sobre el arco que da acceso al presbiterio barroco, elevado sobre el
nivel general de la nave. Realmente es otra iglesia. Nos deja fríos este
espacio, no nos dice nada. A la izquierda, una Piedad de hondo sentimiento
escultórico.
Debajo del presbiterio está la
cripta donde se custodian las reliquias de San Vital y San Agrícola, mártires
del siglo IV. Lo mejor de la sala hipóstila son sus capiteles.
El santo manantial se encuentra
en la contigua basílica del Santo Sepulcro. Sus frescos han desaparecido.
Reproduce la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Al exterior es octogonal;
al interior, dodecagonal. El número de lados es de clara simbología. Al centro,
la reproducción del sepulcro de Cristo que mandó construir Constantino
Monómaco. En el interior, una urna con los restos de San Petronio. Por unas
monedas se enciende la iluminación y nos regala unos instantes para contemplar
el conjunto con calma.
La siguiente iglesia, la
basílica de San Vital y San Agrícola, es la más desnuda de las tres. Queda el
ladrillo visto, algún resto de frescos, unos hermosos capiteles. La domina una
tenue oscuridad que ayuda al recogimiento.
0 comments:
Publicar un comentario