De camino, buscando dónde comer,
entramos en el palazzo della Mercanzia, un hermoso edificio gótico desde
donde se ha regido el comercio y los negocios de Bolonia desde el siglo XIV.
Actualmente es la sede de la Cámara de Comercio. Buscamos refugio a la
impertinente lluvia y al frío penetrante. No es que tengamos un especial
interés en visitar su interior, pero el diluvio y el frío en nuestros huesos
nos impulsan a entrar. Y no nos decepciona pues nos regala un salón en la
planta baja donde preside un pendón y está decorado con pinturas alusivas al
comercio y los gremios. Alargamos la visita para entrar en calor.
Desde el balcón blanco de su
fachada espléndida se leían las sentencias del tribunal mercantil a quienes se
arracimaban en la plaza convocados por el tañido de la campana Lucardina. A los
condenados por quiebra fraudulenta se les encadenaba, para escarnio público, a
un poste de la galería. Ésa parece ser la inocentada que practica un grupo de
estudiantes pasados de alcohol.
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