Entre el palacio del Podestà y
el Communale, la fuente de Neptuno aglutina a un buen número de turistas y
curiosos. La estatua es obra renacentista de Giovanni Bologna o Giambologna,
quien no pudo hacerse con el encargo de las puertas de la catedral de
Florencia. Dejó su huella en otros monumentos de la ciudad. Dicen que para
tener suerte, los estudiantes dan dos vueltas alrededor de la obra en dirección
opuesta a las agujas del reloj, que fue lo que hizo Giambologna para
inspirarse. Cumplimos el rito para que nuestro viaje sea fructífero y sin
incidentes.
La carga erótica del conjunto
(de Tommaso Laureti), que escandalizó a la población durante años, se aprecia
en las ninfas que acompañan al dios marino. De sus pezones mana el agua.
Durante cierto tiempo el dios lució unos pantalones de bronce para ocultar sus
atributos. Por cierto, quien promovió la obra fue nuestro tocayo, el cardenal
legado Carlos Borromeo.
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