Hacia el sur, a unas calles de
San Petronio, no olvides visitar San Domenico, la iglesia que alberga la tumba
de Santo Domingo. En la plaza previa se encuentran unos sarcófagos
sobreelevados que nos dejan un tanto perplejos. Se repetirán en San Francisco.
Sobre una alta columna, una figura del santo.
El templo está vacío y
silencioso. Resuenan nuestros pasos. La nave central es alta y profunda, clara.
Las capillas laterales acopian grandes obras que merecerían más tiempo y más
atención. Nos dirigimos directamente a la capilla de Santo Domingo. El sepulcro
de Nicola Pisano describe momentos de la vida del santo con gran maestría.
Rodéalo, mira a la cúpula con los frescos de Guido Reni. Salimos: van a preparar
la misa y cierra la capilla. La riqueza de toda la iglesia nos deja sin habla.
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