Amparo lleva una pequeña lista
de restaurantes que aconsejaban en los foros. Varios de ellos están en via
Pratello, hacia el oeste, más allá de San Francisco. Atravesamos el palacio
Communale, una plaza interior tranquila ya casi sumida en la oscuridad, la
plaza Rooseveld y la prefectura de policía. En una placita se enfrentan en
belleza y majestuosidad el palacio Marescalchi y la iglesia de San Salvador.
Mucha iglesia para una calle tan estrecha. Nos refugiamos en los soportales:
cae una lluvia muy fina que apenas moja. Nos topamos con la basílica de San
Francisco, del siglo XIII, primer ejemplo de gótico francés en Italia. Por
supuesto, está cerrada y sólo podremos disfrutar de su ábside iluminado, de sus
muros y de sus torres. Nuevos mausoleos elevados.
Via
Pratello es zona de estudiantes, algo así como una combinación de Huertas y
Moncloa. Tiene su atractivo. El ambiente es coleguilla, distendido, a ratos
ruidoso. Hay restaurantes para todos los gustos, pero no nos convencen
demasiado. La recorremos completa.
De regreso y en via Ugo
Bassi entramos a cenar en Il Saraceno. Buena comida, decoración moderna,
personal silencioso y una pareja de españoles que nos piden que les fotografiemos.
Una mesa de italianos pide pizzas y pastas hasta dar miedo. En la calle la
lluvia se encoleriza, para, toma impulso y se queda en algo asumible. Nos
acompañará hasta el hotel.
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