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Viaje a Alaska y Canadá 172. Coupeville y Oak Harbor.


 

Las islas de Puget Sound ofrecían un refugio natural para la fauna marina muy apreciado. Su valor ecológico era máximo. En sus aguas abundaban las ballenas, las focas, las aves y otras destacadas especies. Unos paneles lo resaltaban para concienciar a los visitantes y captarlos para la causa del conservacionismo. La especulación es capaz de dinamitar el lugar más bello que uno pueda imaginar para edificar un horroroso complejo.

A lo largo del siglo XIX, especialmente en la segunda mitad, y en los inicios del XX, se fueron estableciendo gentes que buscaban un mejor horizonte para sus vidas. Aquí lo encontraron. Aún perduraban los centros históricos de aquellos asentamientos. Estaban bien cuidados porque eran el orgullo de la comunidad. Eran edificios de ladrillo, algunos de madera, coloridos, con sabor a pioneros, como extraídos de una película. Sabrosos guiños al tiempo de los pioneros.



Abundaban las destilerías y las bodegas que animaban el enoturismo.

Dejamos atrás Langley y la Naval Air Station Whidbey Island.

Se sucedían los parques naturales y los bosques de árboles centenarios. El medio ambiente era esencial para atraer a un turismo que huía de la masificación.

Al este quedaba Saratoga Passage y al oeste Admiralty Inlet. Desde Keystone salía el ferry hacia Port Townshend. Quizá era la referencia que me faltaba.



El pueblecito más atractivo que visitamos fue Coupeville. La calle que bajaba hacia el puerto estaba salpicada de hermosas casas antiguas de vistosos colores. Todo muy cuidado. La calle principal, paralela al mar, estaba repleta de tiendas, alguna galería, algún restaurante. Era como si hubieran congelado el tiempo para un anuncio y hubieran dejado aparcar a los curiosos.

El muelle de madera permitía ver el frente de casas hacia el mar, muy bonito. Parece que el muelle estaba amenazado porque los vecinos pedían apoyo para el mismo. Sería una herejía suprimirlo. En la construcción del final del mismo reinaba un café y del techo colgaban los esqueletos de varios cetáceos.



Oak Harbor era la población más grande de Whidbey y su capital. La primera calle nos dejó un poco fríos. La segunda, más hacia el interior, mantenía la misma estética de casitas unifamiliares antiguas y era una delicia.

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