Phu Nyeu y Nya Nyeu son
los espíritus guardianes de Luang Prabang. A ellos deberíamos presentar
nuestros respetos nada más aterrizar en sus dominios. Pero no sabemos dónde
acudir para personarnos ante ellos y cumplir con nuestras obligaciones de
buenos visitantes. Habrá que estar muy atentos porque en cualquier momento se
pueden manifestar.
Los árboles, los tambores, los instrumentos de música, las casas o los terrenos, conservan en su interior un espíritu, un phi. Por eso, talar un árbol, tocar un tambor o un instrumento requieren una ceremonia previa para que no se enfaden sus espíritus.
Aunque el Rey Photthisarat ilegalizó los sacrificios animistas y ordenó la destrucción de sus templos, los espíritus se refugiaron donde mejor pudieron, o donde habían habitado sin ser vistos. Los budistas ganaron terreno pero nunca pudieron vencer en esa batalla. No quedó más remedio que compartir el corazón de gentes tan devotas y cumplidoras de los ritos a mejor gloria de la naturaleza que les rodeaba.
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