Continuamos en el parque Yoho. Nuestra
última visita del día nos condujo hasta Emerald Lake. Sin duda, el color, muy
similar al del lago Louise (que también fue apodado lago esmeralda,
inicialmente), era su seña de identidad. Su descubridor también fue Tom Wilson.
Cruzamos un pequeño puente hacia
una zona de cabañas ocultas por el bosque. Tuve envidia de aquellas personas
que podían refugiarse en un lugar tan privilegiado. Me hubiera gustado
permanecer una breve temporada en el lugar y buscar la inspiración que en
aquella época me era tan esquiva. Quizá hubiera podido pensar sobre mi destino,
escribir, meditar, dejar que aquella naturaleza salvaje sacudiera mis cimientos
sentimentales y extrajera lo que llevaba tanto tiempo ocultando en mi interior.
Se prestaba a ello.
José Ramón entabló una breve
conversación con un matrimonio mayor. El señor había colaborado en diversas
series de televisión, que su mujer nos explicó con falsa modestia y esos
latigazos de humor tan americanos. Eran de Dallas, Texas. José Ramón se enredó
y confundió los personajes de las series Dallas y Dinastía. Nos
cachondeamos de él durante esa tarde. Era estupendo encontrar cosas que nos
hicieran reír. El cansancio de la larga jornada empezaba a manifestarse en
nuestro ánimo.
Un sendero rodeaba completamente
el lago. Eran unos 5 kilómetros y no teníamos intención de completarlo. Empezamos
a caminar y al poco nos sorprendió el movimiento, algo lejano, de dos osos que
parecían esconderse en el denso matorral. No divisábamos completamente su
figura y no supimos si eran dos crías, lo cual hubiera sido muy peligroso
porque detrás hubiera aparecido la madre. Quizá estaban muy acostumbrados a los
seres humanos y pasaban olímpicamente de nosotros. Gozamos del espectáculo,
aunque llevando mucho cuidado.
La segunda sorpresa fue Burguess
Shale, los esquistos de Burguess (o lutitas de Burguess), uno de los lugares esenciales
en el mundo de los fósiles (era Patrimonio Mundial). Habían encontrado más de
150 especies. Las más significativas eran los invertebrados. Los esquistos se
remontaban a la era Cámbrica, hace 500 millones de años. En 2014 se descubrió
otro yacimiento en el cercano Parque Nacional Kootenay.
El descubrimiento tuvo lugar en
1909, según explicaba un panel. Charles Walcott, renombrado geólogo del Smithsonian,
encontró fósiles extremadamente inusuales en Burguess Highline Trail. A lo
largo de cinco temporadas sus excavaciones afloraron 65.000 muestras.
Las vistas desde el camino con
el lago encajado por las montañas eran impresionantes.
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