Tomamos la Transcanadiense (carretera
1) en dirección oeste. Era una larga recta que no empezó a quebrarse hasta
topar con las primeras montañas. La primera población de un cierto interés en
nuestro trayecto era Canmore. En las Olimpiadas de Invierno de 1988 su Parque Provincial
del Centro Nórdico acogió algunas pruebas de deportes nórdicos. El río Bow corría
por el sur y el oeste. Era una buena opción para pernoctar. Su población estaba
sobre los 16.000 habitantes.
Dimos un paseo con el coche y
comprobamos que aún no había empezado su actividad. Todas las tiendas y la oficina
de turismo estaban cerradas, con lo que deshicimos nuestro camino y regresamos
a la carretera. El pueblo era bastante atractivo.
Banff ya había despertado y nos
recibió a pleno rendimiento. Aparcamos el coche cerca de la calle principal y
nos dirigimos a la oficina de turismo para que nos ilustraran sobre los lugares
más interesantes. Nos aconsejaron el hotel Banff Springs, un mirador y las Bow
Falls, cerca del pueblo. También trazó cuadrados o círculos sobre otras
atracciones que fueron de gran utilidad ese día y el último, el de regreso a Calgary.
Para la visita a Lake Louise y Lake
Morraine nos aconsejaron reservar en los autobuses que salían del pueblo y
subían a los lagos, ya que los aparcamientos se completaban muy pronto, lo que
obligaba a dejar el coche abajo y subir caminando durante bastante tiempo. Nada
de eso aparecía en las guías y no sé si habría alguna advertencia en las webs. Lo
cierto es que durante la siguiente hora estuvimos luchando contra la
aplicación. No había forma de completar la reserva. Llamamos por teléfono y nos
remitieron a la app. Pedimos ayuda al personal de la oficina de turismo para que
llamaran. Nos volvieron a remitir a ella. Reconocieron que funcionaba bastante
mal y que habían tenido algunas quejas. De ahí a que se tomaran la molestia
para solucionar esos problemas había un mundo. No se inmutaron un pelo.
Tomamos un capuchino mientras
hacíamos esa frustrada gestión y nos dimos un paseo. La calle terminaba en un
extremo con un edificio de piedra que parecía sacado de una serie victoriana y
la montaña forrada de bosque. Era como una ola verde que fuera a romper sobre
la población. Cuando levantó una nube baja fuimos conscientes de su poderío.
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