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Viaje a Alaska y Canadá 115. Tarde de lluvia en Calgary.


 

Nos orientamos bien en la salida del aeropuerto y llegamos sin problemas, a la primera, más rápido de lo que pensábamos. El parking, muy cerca del hotel, costó 5 dólares, algo inusitado en este país, bastante caro. En el hotel comprobamos que había cierto desmadre con las tarjetas de crédito. Después de mucho preguntar nos aclararon que retenían un depósito y que al día siguiente harían el cargo definitivo. Era la forma habitual en todo el país. Indicamos que nos marcharíamos pronto. Sin problemas, el Ramada tenía servicio 24 horas.

El hotel estaba algo avejentado. El techo de la habitación lucía gotelé y el baño clamaba por una renovación. Las camas eran bastante buenas. Su mayor activo era su situación, inmejorable. Cada habitación costaba 156 euros la noche.

Salimos a pasadas las 7. Llovía con furor. Menuda bienvenida, pensamos. No tuve la prevención de ponerme un pantalón impermeable y las zapatillas de trekking, que me hubieran salvado de mojarme los pies y un poco la ropa. Todos tuvimos el mismo problema. Realizamos el paseo ligeramente calados.



Nuestros pasos nos llevaron hasta un supermercado para comprar algo para la cena y el desayuno. Seguimos hasta el Puente de la Paz (Peace Bridge), diseñado por Santiago Calatrava en forma de doble hélice tubular en acero de color rojo. Cruzaba el río Bow, que se prolongaba hacia Prince’s Island.

Al llegar al otro extremo salió un leve arco iris y se obró el milagro del cese de la lluvia. La perspectiva sobre el skyline nos subió la moral. El sol brillaba sobre los edificios y sobre los abundantes árboles. Percibimos más gente, más sabor, más animación. Nos fotografiamos con tres hermosas mujeres de etnia tigray, de Etiopía, que paseaban con parsimonia y que quedaron encantadas de posar con exóticos españoles.



Los rascacielos eran de excelente factura. Comprobamos que había pocas luces encendidas y escaso movimiento en las terrazas, con lo que era probable que sus habitantes si hubieran marchado de vacaciones a otros lugares como Florida, Victoria, Cuba o algún lugar donde no lloviera tanto. No obstante, nos llamó la atención que una parte importante de la vegetación estuviera bastante seca.

Nuestra impresión, confirmada días después, fue que lo más interesante estaba al este, siguiendo por Riverfront Avenue, paralela al río. Allí estaban River Café, Eau Claire Market, el Calgary Chinese Cultural Center, que vimos en la lejanía, Chinatown, Glen Bow Museum, la torre de comunicaciones de Calgary, Arts Commons o el National Music Center. Una parte lo visitamos a nuestro regreso.

Entramos en una tienda, compramos todo lo necesario para la cena y el desayuno y nos refugiamos en el hotel. Hacía un frío tremendo en las habitaciones.

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