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Viaje a Alaska y Canadá 28. Francis Rattenbury y sus construcciones emblemáticas en Victoria.


 

Francis Rattenbury podría ser un buen ejemplo de persona decidida que emigró desde su Inglaterra natal a uno de los territorios que ofrecían grandes oportunidades y que estaban encantados de recibir a gente emprendedora, ambiciosa, valiente, aunque también tuvieran un lado más o menos oscuro.

Nacido en 1867 decidió probar fortuna en la Columbia Británica en 1891. Por aquel entonces, esta provincia gozaba de muy buena salud económica y deseaba exhibir ese poder con edificios que estuvieran a la altura, un poco como el nuevo rico que quiere hacerse un hueco en la sociedad y encarga una mansión excesiva, pero que puede pagar con solvencia. Que no falte de nada, exclamaría ante el presupuesto que a cualquier otro le produciría un colapso. Y esa oportunidad para demostrar su talento y hacerse un hueco en aquella sociedad al otro lado del mundo se le ofreció con la construcción del edificio para el Parlamento Provincial de la Columbia Británica, en Victoria. Se presentó al concurso y lo ganó.

Optó por un diseño neorrománico de grandes proporciones y rematado por una cúpula central con la estatua de George Vancouver en lo alto. El presupuesto se desmadró un poco (unos 400.000 dólares, una cantidad enorme para la época). Pero ello tampoco fue un obstáculo.



Llegaron nuevos encargos y uno de ellos fue de la Canadian Pacific Railway, para la que trabajó de forma estable como arquitecto de la División Oeste. La empresa ferroviaria quería construir una serie de hoteles de lujo para los turistas de la alta sociedad. En 1904 se inició la construcción del Fairmont Empress Hotel, que abrió sus puertas en 1908. Imperaba el estilo chateau. El resultado fue impresionante.

Lejos de conformarse con su buena estrella arquitectónica se metió en negocios, tales como suministrar carne y ganado a los buscadores de oro del Klondike. Pero su suerte cambió tras la Primera Guerra Mundial, tanto en lo profesional como en lo personal. En lo profesional, se decantó por colaborar con la competencia de la Canadian Pacific Railway, que acabaría en bancarrota. Pese a su infidelidad, fue readmitido en la primera, pero sin la confianza anterior. Además, su estilo ya no era tan sugerente y perdió el concurso para el Parlamento de la Provincia de Saskatchewan. Su falta de formación académica le pasó factura.

En lo personal, aquel hombre decidido que aparece en las fotos seguro de sí mismo, según pude revisar en internet, se divorció en 1923 de su primera esposa, Florence Eleanor Nunn, con la que se había casado en 1898. Fue acusado de maltrato y la sociedad que le había admirado le cerró sus puertas. Se casó nuevamente en 1925 con su amante, Alma, con la que regresó a Victoria en 1927. Sin embargo, tuvo que marcharse a Inglaterra en 1929.

En Bournmouth se deterioró su situación financiera y su relación con Alma. Ésta inicio un idilio con su chófer. En 1935 ambos se confabularon para asesinarle. Fue enterrado en una tumba sin lápida, a pesar de todos sus éxitos del pasado.

Este podría ser el resumen de otros muchos que buscaron fortuna, la obtuvieron, la malgastaron y acabaron de la peor manera.

Kim nos dejó en la puerta del Royal British Columbia Museum mientras aparcaba. Era el museo más aconsejable de la ciudad, aunque no estaba en nuestro itinerario. Entramos en el hall, observamos los magníficos tótems, entramos a los servicios y dimos una pequeña vuelta por la contornada. Mientras esperábamos contemplamos los jardines al costado del museo.


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