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Viaje a Alaska y Canadá 18. Tótems.


 

No continuamos hasta el extremo de Brockton Point y el faro. El Nine O’Clock Gun, un cañón que disparaba una salva a las nueve de la noche, era otro de sus atractivos. Caminamos hacia el interior de este oasis verde hasta el lugar donde se alzaban los tótems. Esta zona la habitaron los squamish.

El tótem era para los indígenas como su escudo de armas, según explicaba una placa. Eran exclusivos del noroeste de Canadá, de la Columbia Británica, y de Alaska. Los animales mitológicos formaban parte de una historia o una leyenda, del pensamiento ancestral de estas gentes. Carecían de significado religioso, aunque estaban dotados de una profunda espiritualidad. No eran ídolos sujetos a culto.



Cada figura representaba un mensaje, era un símbolo. El águila representaba el reino del aire; la ballena, el del mar; el lobo, el genio de la tierra; el sapo, la transición entre la tierra y el mar. Del simpático y ácrata cuervo ya habrá tiempo de habar. Al ser cristianizados estos pueblos se agregaron unas alas en la parte alta que permitió convertir aquellos símbolos paganos en improvisadas cruces.

Eran muy expresivos y podías intuir las luchas que reflejaban las historias tradicionales: un ancestro que sobrevivía a la gran inundación y daba a estas gentes la primera canoa, un héroe que se sumergía a lomos de una ballena asesina para traer del fondo del mar el derecho a utilizar las máscaras del mundo marino… Todas eran apasionantes.



Algunos habían servido como postes o pilares para sujetar el techo de las viviendas. Lo que veíamos eran copias. Los originales estaban depositados en museos o habían sido devueltos a los Pueblos Originarios para que sirvieran a sus ritos y danzas.

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