Designed by VeeThemes.com | Rediseñando x Gestquest

Descubriendo Portugal 174. Atardecer sobre la playa de Amoreira.


 

Nos habíamos organizado para poder disfrutar de un rato por la tarde en la playa. La ventaja de los días eternos es que a las seis y media la luz era aún abundante. Nos cambiamos, elegimos la playa de Amoreira y nos montamos nuevamente en el coche.

Como el día anterior, íbamos contra la tendencia general. Regresaba más gente que llegaba. Realmente, fuimos el único vehículo que se animaba a esa hora. Un camino asfaltado nos llevó hasta una playa amplia formada por el estuario del río Aljezur, que dejaba a su paso unos meandros suculentos. Las dunas protegían sus espaldas.

Optamos por dar un paseo. No teníamos mucha intención de bañarnos. Nos conformamos con mojar los pies, charlar, contemplar la bruma sobre uno de los cabos, escuchar cómo rompían las olas. Todo aquello nos relajó mucho, algo necesario para romper con el cansancio y los sinsabores de nuestras gestiones para la cena. Aquel lugar tenía un fuerte poder balsámico.

Hacia la derecha, o al norte, se desplegaban unas formaciones rocosas peculiares, atractivas. Con el sol ya en una posición más baja, el efecto nos gustó y nos quedamos a disfrutar de él mientras se iba vaciando la arena. Jose y yo somos de atardeceres, de soles que se abrigan tras el horizonte para tomar un descanso. Y recordamos a Camoens:

Mas mostrábase ya la luz dudosa,

que la lámpara grande se escondía

baxo del horizonte y, luminosa,

llevaba a las antípodas el día.

0 comments:

Publicar un comentario